Erosión del río Coca alcanzó los 2,5 km.
El avance acelerado del proceso de erosión regresiva del río Coca ha obligado a entidades de los sectores petrolero, vial y eléctrico a tomar medidas extras para mitigar posibles nuevos impactos de este fenómeno en las infraestructuras.
Recorridos en el sitio y fotografías satelitales evidencian que la erosión de ese afluente ha avanzado aguas arriba, alrededor de 2,5 kilómetros (km), desde que colapsó la quebrada de San Rafael a inicios de febrero de este año.
Y solo en los últimos 30 días el hundimiento avanzó un kilómetro. Por ello, autoridades de entidades públicas y privadas plantean la reubicación de las tuberías que transportan petróleo y derivados, la construcción de una variante de la vía y el inicio de estudios técnicos. La infraestructura petrolera resultó ya afectada el 7 de abril pasado, luego de que un hundimiento causado por la erosión del Coca originara la rotura del Sistema de Oleoducto Transecuatoriano (Sote), del Oleoducto de Crudos Pesados (OCP) y de un poliducto que transporta derivados de petróleo.

Ahora estas firmas tienen planificado construir unas nuevas variantes. Estas se sumarán a las intervenciones ya ejecutadas, entre abril y mayo. Petroecuador informó que construirá, en la zona de San Rafael, una nueva ruta del Sote de 370 metros de longitud. Esta estructura estará a 170 metros de distancia del cauce del río, a fin de garantizar la integridad de las tuberías. Además, se colocarán unos equipos para bloquear de manera inmediata el transporte de crudo para evitar derrames en caso de presentarse una nueva afectación al ducto. OCP Ecuador instalará también, como medida de prevención, puntos de drenaje y construirá una variante temporal de su tubería, en esta zona.
De acuerdo con las evaluaciones permanentes que realizó Petroecuador en este sector, durante los días 6 y 9 de mayo, se produjo un evento significativo en el lecho del río Coca. En esas fechas el proceso erosivo del Coca avanzó más de 500 m, informó Emilio Cobo, coordinador del Programa de Agua de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), que realiza un seguimiento de este fenómeno en esa zona del país. Esto evidencia que el área se encuentra en un proceso de erosión regresiva de grandes dimensiones, por lo que -dijo- se requiere contar con información técnica para conocer cuál es la situación del río.
Además, el especialista refirió que los riesgos son sumamente altos para las infraestructuras estratégicas situadas en las márgenes del río, como la carretera, otros tramos del oleoducto, la estación de bombeo del Salado y la presa de captación de Coca-Codo Sinclair (CCS). Cobo incluso cree que es recomendable, de ser posible, reubicar estas estructuras por prevención. En el ámbito vial se analiza la construcción de una variante de la carretera Baeza-Lago Agrio, a la altura del kilómetro 70, en el sector de San Rafael, informó el Viceministerio de Infraestructura del Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP). Esta medida responde a que el borde del talud del socavón, causado por el colapso de la cascada, se encuentra a 32 metros. Antes de este hecho estaba a casi 2 kilómetros. La eventual variante de vía tendría alrededor de 1 kilómetro de extensión, según modelaciones previas. Pero su ejecución aún no está definida.
La resolución sobre esta obra se conocerá la próxima semana. Mientras tanto, la Corporación Eléctrica del Ecuador (Celec) informó el viernes 15 de mayo del 2020 que se inició la contratación de los estudios científicos, que se anunciaron a fines de abril. Estos permitirán determinar las razones técnicas de este fenómeno y las obras emergentes para salvaguardar la infraestructura hidroeléctrica que está sobre la cuenca del río Coca. Los resultados de estos estudios podrían estar disponibles a fines de julio próximo, dijo Luis Camilo Vintimilla, viceministro de Electricidad. Con estos podrán ejecutarse obras para frenar la erosión y proteger el embalse del CCS. Actualmente, esta infraestructura de la central está ubicada a alrededor de 15 km de distancia del último punto en donde se evidencia la erosión regresiva del río Coca.